Como la lavanda florece en los campos de Tiedra cada año, así retomamos en primavera la visita a Urueña.
Nos encaminamos en dos grupos a los museos de Luis Delgado y de Joaquín Díaz. El de Luis nos descubre de forma única y sonora una muestra inigualable de todos los instrumentos del mundo: por continentes, por tipología, por edad… Luis nos explica y nos hace escuchar esos sonidos que proceden de remotos lugares con historias particulares, llenas de ritmo y tonalidades que él relata desde una sabiduría de pentagrama, nota a nota construida cual juglar que ha recorrido todo el orbe terrestre en compañía de sus instrumentos.





En el museo de Joaquín Diaz, encontramos desde trajes regionales hasta pliegos de cordel, campanas que comunicaban las alegrías y pesares a los aldeanos, instrumentos musicales y toda suerte de tradiciones y folclore que allí se custodia.




Luego como auténticos viajeros reposamos al pie de la muralla para tomar un tentempié antes de seguir nuestro viaje a Tordesillas.
A las orillas del Duero solitario, pues nadie a acompañarle baja, nuestros alumnos escuchan las explicaciones que Elia nos ofrece sobre la importancia de la Villa.
Nos detenemos en las casas del Tratado de Tordesillas, donde españoles y portugueses se repartieron el nuevo mundo.



Luego en la plaza rematamos la tarde con café.
Al volver a Valdemorillo los alumnos nos cuentan lo bien que se lo han pasado y eso ya supone un éxito.
Olmar, Elia, Demi, Amor y Luisma, profes acompañantes.